Washington, 26 oct (Prensa Latina) Aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene varios caminos hacia la victoria electoral el próximo 3 de noviembre, los de mayores probabilidades dependen hoy de ganar dos territorios: Florida y Pensilvania.
Este último está ubicado en el noreste estadounidense y es una de las 13 colonias inglesas originales.
Tradicionalmente englobado en los denominados estados bisagra o ‘swing states’, se convirtió en esta cita electoral, según analistas, en una de las áreas clave.
Tras Florida, que cuenta con 55 electores, Pensilvania, con 20 electores, es uno de las zonas con más peso por la que se debaten los candidatos a la presidencia.
A pesar de tener una marcada trayectoria demócrata, el estado natal del otro aspirante a la presidencia, Joe Biden, se convirtió al rojo en 2016.
Ahora, si no vuelve a sumar sus 20 electores al partido de Biden complicará bastante el acceso del candidato a la Casa Blanca.
A falta de ocho días para las elecciones, Trump arengó a los pensilvanos con el objetivo de conquistarles como hizo en 2016.
Más de 60 millones de ciudadanos depositaron ya su voto para los comicios del 3 de noviembre, en un ritmo de récord que podría desembocar en la mayor participación de electores en Estados Unidos en más de un siglo.
El aumento de casos de coronavirus en muchas partes del país y un brote de Covid-19 detectado entre el personal del vicepresidente Mike Pence mantienen el foco de la contienda electoral en la pandemia.
Pero Pensilvania es un estado en que los votantes tienden a oscilar entre cualquiera de los dos grandes partidos y ha sido cortejado con fuerza por ambos candidatos presidenciales, que realizaron visitas frecuentes allí.
Las hectáreas estatales son muy variadas: incluyen amplias extensiones de campos de cultivo y parques nacionales con bosques y montañas así como con grandes urbes como Filadelfia, que exhibe su rica historia en el Independence Hall (el lugar donde se firmaron la Declaración de Independencia y la Constitución estadounidenses) y la Campana de la Libertad.
El mandatario republicano habló en un mitin en Allentown y tiene previsto participar en actos en Lititz y Martinsburg.
Asimismo, contempla múltiples viajes a Michigan, nuevamente Pensilvania y Wisconsin esta semana, además de visitas a Nebraska, Arizona y Nevada.
«En 2016, sus probabilidades de ganar la elección eran equivalentes a la de obtener una escalera en el póquer. La pregunta este año es si puede obtener una escalera en dos manos seguidas», dijo Whit Ayres, veterano encuestador republicano.
«Teóricamente es posible, pero en la práctica, difícil», agregó Ayres.
Biden tenía previsto quedarse el lunes en el estado en que reside, Delaware.
Mañana se trasladará a Georgia, con paradas en Atlanta y Warm Springs, una pequeña localidad donde murió en 1945 el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt, que tomó posesión del cargo durante la Gran Depresión y puso en marcha el programa de recuperación del «New Deal».
A pesar de la sólida ventaja de Biden en las encuestas a nivel nacional, la carrera presidencial en los «estados bisagra» parece más estrecha.
El demócrata estará acompañado el martes en Orlando, Florida, por el exmandatario Barack Obama, de quien fue vicepresidente (2009-2017).
La ofensiva de Biden en Georgia, que acabó optando por Trump en 2016 por unos 5 puntos porcentuales y no ha dado su respaldo a un candidato presidencial demócrata desde 1992, refleja el esfuerzo de su campaña por expandir el alcance de su partido mientras las encuestas muestran una reñida contienda en el estado.